La turbulenta historia de la actual Myanmar, o Birmania [1], continúa hoy en día y recientemente se ha visto reforzada por la crisis humanitaria protagonizada por los musulmanes rohingya
que huyen del país dado su estatus de no ciudadanía y los conflictos
con la mayoría budista. Todo esto en medio de un clima preelectoral que a
finales de octubre o principios de noviembre dará como resultado un
nuevo gobierno en las segundas elecciones democráticas en veinticinco años, tras las de 2010.
Estos últimos años de una cierta relajación en la vida política birmana han provocado que el país esté cambiado a un ritmo lento pero constante
y su ciudad más grande e importante, Rangún [2], es el más claro
exponente. Hasta el año 2005 Rangún fue la capital del país asiático
cuando la Junta Militar, que gobernó desde 1988 hasta 2011, decidió trasladar la capitalidad a la recientemente creada ciudad de Naipyidó [3], ubicada en el centro de Birmania. Aún así la antigua capital lo sigue siendo en temas económicos y tiene las mejores conexiones aéreas con las más importantes ciudades asiáticas.
La primera peculiaridad que nos encontramos al llegar es que su
aeropuerto no tiene transporte público [4] que conecte la ciudad por lo
que hay que tomar un taxi previo regateo o conocimiento de las tarifas
que se manejan ante la ausencia de taximetro o la de
enchufarlo. Como siempre en el Sudeste Asiático el calor y la humedad se
apoderan de uno camino del alojamiento escogido pero se agradece el
aire fresco que se respira. Una vez llegados a la ciudad
propiamente dicha nos encontramos con un lugar de aspecto viejo, sucio y
deprimido. Calles mal asfaltadas, obras sin terminar, boquetes en el
suelo y un tráfico, como mal endémico de la mayor parte del
Sudeste Asiático, fuera de control con notable ausencia de señales o
semáforos en muchas partes de las mismas y autobuses desvencijados. Como
contraste algunas de las grandes avenidas no tan céntricas son de un
aspecto más nuevo y moderno.
Pero como en casi todas las ciudades encontramos dos caras y pasamos
de mercadillos de comida y fruta barata, o al menos así lo es para
nuestros bolsillos, a centros comerciales de nuevo cuño en el que los
precios se asemejan a los estándares europeos. Sin duda estos
centros comerciales, con tiendas de moda, incluidas algunas cadenas
famosas de ropa españolas y restaurantes y supermercados de un nivel
superior están destinados a las élites birmanas, expatriados o turistas que se encuentran más a gusto en un entorno más conocido.
Como curiosidad, uno de estos centros comerciales estaba situado al
lado de un mercado popular, el Bogyoke Aung San Market, lugar de
peregrinación de turistas para comprar típicos souvenirs o ropajes
birmanos, o al de un hotel de lujo. Todo muy a mano para mayor
comodidad. Eso sin olvidar los majestuosos edificios coloniales, las
grandes pagodas e incluso iglesias y mezquitas de un aspecto esplendido y
bien cuidado.
Ejemplos de la nueva apertura económica son la gran penetración de una reconocida marca de bebidas como es Coca-Cola
que en 2012 fue autorizada a volver al mercado birmano, las películas
estadounidenses en cartelera o la llegada de cajeros automáticos no
exclusivos para nacionales. Todo ello mezclado con las
costumbres autóctonas en un país tan identificado con el budismo o los
múltiples retratos de Aung San Suu Kyi [5] y su padre, el General Aung
San [6], adornando las delegaciones de la Liga Nacional para la
Democracia de la que ella es dirigente.
Sin lugar a dudas en los próximos años
seguiremos viendo muchos más cambios, tanto en la ciudad como en el
conjunto del país y esperando poder contarlos tras otra visita.
[1] En 1989 la dictadura militar cambió
el nombre del país por el de Unión de Myanmar y en 2010 por el de
República de la Unión de Myanmar, además del himno y la bandera.
Mientras la ONU acepta esta denominación muchos opositores y gobiernos
extranjeros le niegan legitimidad y continúan usando el de Birmania.
[2] También llamada Yangón.
[3] Nay Pyi Taw en birmano.
[4] Al menos así era en mayo de 2014.
[5] Premio Nobel de la Paz en 1991. Con
su partido alcanzó la victoria en las elecciones de 1990 que fueron
invalidadas por la Junta Militar. Desde 1989 hasta 2010 sufrió varios
arrestos domiciliarios con breves periodos de libertad.
[6] Héroe nacional birmano. Fue asesinado en 1947 cuando su hija contaba con dos años de edad.