jueves, 26 de mayo de 2016

Nara: entre ciervos y templos

Situada en la región japonesa de Kansai, la ciudad de Nara es la capital de la prefectura del mismo nombre y que en el periodo comprendido entre los años 710 y 784 fue capital del país nipón. La ciudad se encuentra a poca distancia en tren, entre 35 y 45 minutos, de las dos grandes ciudades de la zona, Osaka y Kioto, con frecuencias de paso cada media hora aproximadamente y pudiendo enlazar con los Shinkansen hacia o desde Tokio.


De las ciudades que he visitado en Japón sin duda Nara es la más limpia de todas ellas, y eso es mucho decir dada la calidad de la limpieza urbana en todo el país. Otro de los platos fuertes es la tranquilidad que desprende lejos de las aglomeraciones de las grandes ciudades niponas. Como apunte que puede sacar de algún apuro es el servicio de wi-fi gratuito municipal que funciona y con una calidad envidiable en gran parte de la ciudad.

 

Pero las grandes atracciones de la ciudad son los numerosos templos y los ciervos sika, quienes campan a sus anchas por los parques del área verde de Nara. Estos ciervos son un icono de la ciudad y no es extraño ver por cualquier tienda muñequitos o figuras que recuerdan a estos animales. A pesar de los consejos que hay en forma de carteles sobre los posibles peligros que pueden provocar estos animales, en la práctica son bastante dóciles y se dejan tocar e incluso “piden” comida al visitante ya que hay puestos en los que se venden unas galletas hechas por los propios vendedores y que los animales devoran en un santiamén.

 

Otro de los lugares de interés que visitamos durante el viaje fue el templo Todai-ji (Gran Templo del Este), reconstruido dos veces y aunque más pequeño que el original sigue siendo la estructura de madera más grande del mundo. Allí se encuentra el Daibutsu (Gran Buda) de bronce de Nara, la estatua de Buda más grande de Japón con sus 16 metros de altura, que impresiona a la vista. Para acceder a esta maravilla previamente se habrá tenido que pasar por Nandaimon, la Gran Puerta del Sol. No está de más decir que en todo el recinto continuaremos encontrando ciervos sagrados, así que en una visita a Nara será imposible no ver estos animales si se adentra uno en la zona antigua y verde de la bonita ciudad.

 

Como resumen si uno quiere ver templos, bucear en la historia japonesa y respirar un ambiente mucho más tranquilo lejos de las habituales aglomeraciones del país nipón Nara es una de las mejores opciones disponibles y su cercanía y comunicación con grandes ciudades hacen que se pueda elegir si quedarse unos días o simplemente hacerle una visita fugaz.