Situada en la región japonesa de Kansai, la ciudad de Nara es la capital
de la prefectura del mismo nombre y que en el periodo comprendido entre
los años 710 y 784 fue capital del país nipón. La ciudad se encuentra a
poca distancia en tren, entre 35 y 45 minutos, de las dos grandes
ciudades de la zona, Osaka y Kioto, con frecuencias de paso cada media
hora aproximadamente y pudiendo enlazar con los Shinkansen hacia o desde
Tokio.
De las ciudades que he visitado en Japón sin duda Nara es la más limpia
de todas ellas, y eso es mucho decir dada la calidad de la limpieza
urbana en todo el país. Otro de los platos fuertes es la tranquilidad
que desprende lejos de las aglomeraciones de las grandes ciudades
niponas. Como apunte que puede sacar de algún apuro es el servicio de
wi-fi gratuito municipal que funciona y con una calidad envidiable en
gran parte de la ciudad.
Pero las grandes atracciones de la ciudad son los numerosos templos y
los ciervos sika, quienes campan a sus anchas por los parques del área
verde de Nara. Estos ciervos son un icono de la ciudad y no es extraño
ver por cualquier tienda muñequitos o figuras que recuerdan a estos
animales. A pesar de los consejos que hay en forma de carteles sobre los
posibles peligros que pueden provocar estos animales, en la práctica
son bastante dóciles y se dejan tocar e incluso “piden” comida al
visitante ya que hay puestos en los que se venden unas galletas hechas
por los propios vendedores y que los animales devoran en un santiamén.
Otro de los lugares de interés que visitamos durante el viaje fue el
templo Todai-ji (Gran Templo del Este), reconstruido dos veces y aunque
más pequeño que el original sigue siendo la estructura de madera más
grande del mundo. Allí se encuentra el Daibutsu (Gran Buda) de bronce de
Nara, la estatua de Buda más grande de Japón con sus 16 metros de
altura, que impresiona a la vista. Para acceder a esta maravilla
previamente se habrá tenido que pasar por Nandaimon, la Gran Puerta del
Sol. No está de más decir que en todo el recinto continuaremos
encontrando ciervos sagrados, así que en una visita a Nara será
imposible no ver estos animales si se adentra uno en la zona antigua y
verde de la bonita ciudad.
Como resumen si uno quiere ver templos, bucear en la historia japonesa y
respirar un ambiente mucho más tranquilo lejos de las habituales
aglomeraciones del país nipón Nara es una de las mejores opciones
disponibles y su cercanía y comunicación con grandes ciudades hacen que
se pueda elegir si quedarse unos días o simplemente hacerle una visita
fugaz.
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