jueves, 26 de febrero de 2015

Singapur, la China del Sudeste Asiático



En todos los países pertenecientes al Sudeste Asiático hay minorías de etnia china, de mayor o menor tamaño, dependiendo de cada uno de ellos y de las corrientes migratorias a través de la larga historia del gigante asiático. Pero en la ciudad-estado de Singapur nos encontramos con lo contrario. Allí la comunidad china, con el 74,2% del total de la población, es mayoría y eso se nota en la vida diaria, en la que comparten espacio con las otras etnias principales como la malaya y la india tamíl. [1]


Singapur utiliza, de igual manera que la República Popular China [2], la escritura china simplificada. Y a pesar de los diferentes grupos culturales o lingüísticos  presentes en el pequeño Estado [3], tan sólo el mandarín tiene el rango de oficial como lengua china aglutinadora. De todas maneras muchos chinos se comunican entre ellos en inglés, como pude comprobar in situ, o en una mezcla de ambos llamada singlish, más difícil de entender y que tiene al gobierno en contra.

Caminando por sus calles no dejé de tener una ligera sensación, salvando las distancias, de cierto parecido con Hong Kong. Desde los más evidentes como por ejemplo la conducción por la izquierda de herencia británica a otros como la arquitectura, en algunos aspectos probablemente también debido a ese pasado de colonias de Su Graciosa Majestad. También se podría añadir la limpieza y el orden, aún más acusados en Singapur, en el que las penas por infringirlas pueden acarrear fuertes multas. Obviamente Singapur es un Estado completamente independiente con decisión en todo tipo de asuntos internos, a diferencia de Hong Kong y su alto grado de autonomía pero dependiente de China en muchos aspectos.


Aún admitiendo lo positivo de ese orden, y limpieza, su educación superior envidia de muchos países o las propuestas culturales [4], tuve la impresión de que era algo impostado y se asemejaba a una pasarela de lujo, a un gran centro comercial que decepcionó la idea que tenía de la ciudad antes de visitarla. De todas maneras no deja de ser un oasis en medio de un Sudeste Asiático caótico, sucio y superpoblado. Un descanso para el viajero pero con un nivel más alto para el bolsillo del mismo. No quiero, igualmente, juzgar de una manera muy dura ya que mi estancia no fue lo suficientemente larga y son sensaciones personales que algún día se ampliarán.


Para terminar, quizás uno de los lugares más interesantes de visitar sea el “Chinatown” singapurense, aún teniendo en cuenta que no deja de ser un lugar más para turistas que otra cosa, con todo perfectamente planificado. Probablemente al haber visitado otros Chinatowns alrededor del globo mucho más masificados, en éste la sensación de alivio, de orden, de limpieza sin que uno se sintiera observado o asaltado a la hora de mirar las numerosas tiendas o restaurantes era de agradecer. Precisamente la oferta gastronómica es muy amplia y las diferentes cocinas chinas se dan cita aquí. Sin ser precios económicos uno se lo puede permitir y a fe que no quedará decepcionado tanto en carne, como en pescado, verduras o muchos otros tipos de comida.

[1] Precisamente todas ellas tienen su idioma como oficial, compartiendo rango con el inglés, lengua común de todos los ciudadanos y principal en la administración.
[2] Excluyendo las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao.
[3] El grupo más numeroso son los hokkien con casi la mitad de los chinos singapurenses pertenecientes a él.
[4] Como el Singapore Chinese Film Festival http://www.sfs.org.sg/scff/, en el que se dan cita películas en lengua china de diferentes países y regiones;  China, Hong Kong, Taiwán, Malasia o la propia Singapur.

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