Hong Kong es desde hace décadas objeto de fascinación occidental, una
parte de China fusionada con occidente debido a más de 100 años de
colonialismo británico del que sigue conservando el idioma, un cierto
Estado de derecho, un capitalismo salvaje y varias costumbres más
cercanas a las europeas que en otras partes de Asia. Pero Hong Kong
también mantiene su esencia, la escritura china tradicional, a
diferencia del continente, tradiciones religiosas o festivas y una
personalidad diferenciada tanto de China como de su antiguo colonizador.
Esa cierta esquizofrenia y crisis de identidad se acentuó en las
postrimerías del dominio británico y fue plasmada de las más diferentes
maneras cinematográficas, tanto de manera tangencial y alegórica como
más directa en determinadas producciones.
A pesar de que no cuenta con el brillo de antaño la ciudad sigue
resistiéndose a convertirse en un lugar gris y pugna por mantener su
identidad diferenciada tanto en su cine como en otras esferas de la
vida, Precisamente Hong Kong es una ciudad de cine, algo que cualquier
conocedor de su trayectoria sabe. Un plató cinematográfico global que
tiene incluso su guía oficial publicada por el gobierno regional y
fácilmente accesible en la que se detallan las administraciones a
contactar para obtener un permiso, el precio por hora al grabar en las
diferentes localizaciones y más información de interés que recalca la
apuesta local por ser referencia cinematográfica continental y mundial. Y
es que muchas de sus escenas tienen lugar en localizaciones reales, y
no es difícil pasear por Mongkok o Yau Ma Tei, por poner tan solo dos
ejemplos, y descubrir que en sus calles se han rodado algunas de las
obras maestras que nuestras retinas han podido observar.
Una de las atracciones cinematográficas más visitadas por turistas de todo el mundo es la Avenida de las estrellas (Inglés: Avenue of Stars, chino: 星光大道),
en honor a las celebridades de la industria del cine hongkonés. En ese
lugar encontramos impresionadas las manos y las firmas de muchos de los
más importantes actores, directores, artistas y productores de la
historia de la ciudad junto a una estatua dedicada al icono
cinematográfico hongkonés más internacional, el mítico Bruce Lee. Todo
ello con unas vistas espectaculares hacia la isla de Hong Kong, tanto de
día como de noche.
Y no podía faltar, por supuesto, un templo dedicado al cine como el Hong Kong Film Archive (chino: 香港電影資料館),
lugar de referencia para sumergirse en la historia cinematográfica
local. Allí se pueden ver en formatos videográficos películas antiguas
locales e internacionales y consultar libros y enciclopedias con
especial énfasis en el cine de habla china pero sin dejar de lado el
cine mundial. La única pega que podemos encontrarle si no sabemos chino
es que muchos de estos ejemplares están editados tan solo en esa lengua,
incluidos varios de los editados por el propio Hong Kong Film Archive.
Otro de los elementos indispensables es su sala de proyección en la que
también rige la transversalidad con clásicos, alguno de ellos
restaurando por el propio departamento, o cine más moderno agrupados en
ciclos que repasan la historia del medio. Se encuentra en San Wai Ho,
zona residencial de la isla de Hong Kong, y es fácilmente accesible
desde el metro (del mismo nombre) gracias a su perfecta señalización.
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