Uno de los lugares que es imprescindible
visitar en Nanjing es el antiguo Palacio Presidencial, sede oficial de
la oficina del Presidente de la República de China desde 1927 hasta la
derrota en la Guerra Civil China y su retirada a la isla de Taiwán [1].
El palacio, existente desde la Dinastía
Ming, fue originalmente palacio de príncipes. Más tarde, en la Dinastía
Qing se convirtió en la sede del Gobernador General de la zona de
Liangjiang, ahora divida entre las provincias de Jiangsu, Anhui, Jiangxi
y la municipalidad de Shanghái. Desde 1853 y tras la Rebelión Taiping
el palació albergó al Rey Celestial hasta la caída del Imperio tras la
victoria del Kuomintang y la proclamación de la República.
En la actualidad el palacio, es conocido
como el Museo de Historia Moderna de China. Cubre la historia de la
China continental en el siglo veinte, con especial énfasis en la época
de la República de China (1912-1949) y la República Popular China (a
partir de 1949).
Visitar el palacio es especial por
varios motivos. Por ejemplo, se trata de uno de los pocos lugares en la
China continental [2] en la que se puede ver la bandera de la República
de China, así como fotografías y pinturas de Chiang Kai-shek, odiado por
el Partido Comunista Chino desde la Guerra Civil hasta su fallecimiento
en 1975, poco menos de año y medio antes que su archienemigo Mao
Zedong.
El museo está compuesto de tres áreas: el Área central, el Área Oeste y el Área Este. En el central se encuentra la oficina del presidente mientras que en el área oeste se encuentran la oficina de la presidencia provisional de la República de China que ocupó Sun Yat-sen en 1912 y el jardín Xu.
Para un interesado en la historia china
contemporánea visitar el palacio puede ser una buena oportunidad de
adentrarse en un periodo fascinante y convulso del país asiático, aunque
con las lógicas precauciones de no hacer demasiado caso a la
propaganda. Incluso se puede combinar con un posterior (o anterior)
viaje a Taipéi y visitar los mausoleos de Sun Yat-sen y Chiang kai-shek
para comparar las diferentes visiones de la misma época.
Más allá de visitar las oficinas,
reproducidas a imagen de la época del gobierno nacionalista, se puede
incluso bajar a uno de los bunkers utilizados en la guerra para
defenderse de los bombardeos enemigos. Una experiencia interesante y
ciertamente claustrofobica.
Pero lo mejor es terminar la visita en
el jardín Xu, un bello jardín tradicional chino que originalmente fue
la residencia del segundo hijo del Emperador Yongle de la Dinastía Ming.
Visitar este lugar, como casi cualquier jardín chino ofrece un oasis de
paz en un país tan masificado. Y es que al menos, en mi visita,
mientras la mayoría de gente se dedicaba a ver las pinturas, murales o
las oficinas, pocos se adentraban en el bello jardín.
[1] Nanjing o Nankín fue la capital
oficial de la República de China desde 1927 con el paréntesis de la
invasión japonesa en la que la capitalidad fue trasladada a Chongqing
(1937-46) y la retirada a Taiwán en 1949, convirtiéndose Taipéi en la
‘capital provisional’ del Estado.
[2] En la propia Nanjing se pueden ver en el Mausoleo de Sun Yat-sen y en el Memorial de la Masacre de Nanjing.
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